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Lima dinámica, histórica, nocturna y sabrosa…

La capital peruana es pura vitalidad.  La ciudad más habitada de Perú reúne todos los requisitos necesarios para disfrutar del viaje en todos los sentidos y llegar al corazón de cualquier viajero. Su fundación en 1535 explica su amplio contenido histórico y cultural, celosamente conservado por sus habitantes y que le confiere esa magia. Además, Lima se ha ganado la categoría de capital gastronómica de Latinoamérica, convirtiéndose en el principal destino culinario de Sudamérica.

La ruta por la capital puede comenzar por su centro histórico, que fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1988. Durante el paseo, los ojos dirigen su atención, inevitablemente, a la arquitectura que, entre barroca y renacentista, refleja la larga trayectoria histórica de la que fue la capital más poderosa y rica de Latinoamérica, durante los siglos XVI, XVII Y XVIII. Las edificaciones más peculiares de su conjunto arquitectónico son los balcones, de diversas formas, que representan la época colonial y la época republicana.

En este recorrido por el centro no pueden faltar las visitas a las plazas, parques y palacios más significativos, como el Palacio Arzobispal, la Plaza Mayor, el Parque Universitario y el Circuito Mágico del Agua. Los principales museos están situados en el centro de la ciudad. El conjunto monumental de San Francisco de Lima, compuesto por el museo y las catacumbas, es otro de los imprescindibles culturales de la ciudad. Las criptas son una serie de bóvedas subterráneas situadas bajo la capilla de la iglesia, utilizadas como sepultura de miembros de cofradías hasta el siglo XIX. Durante la visita se observan multitud de cráneos, fémures, tibias y peronés y ya en la superficie, la preciosa Biblioteca del museo recoge, aproximadamente, 25.000 volúmenes dignos de admiración por su antigüedad y sus especiales ediciones. Por último, en el resto del museo se pueden apreciar obras maestras de la pintura, como La última cena de Diego de la Puente.

A la hora de comer no faltan opciones en Lima, de hecho, es uno de los momentos en los que es más complicado tomar una decisión. La cocina peruana es alabada a nivel mundial, nadie puede irse de Lima sin probar su cebiche, la causa limeña o los anticuchos. La diversidad de Perú queda perfectamente plasmada en los platos que se encuentran en las cartas de los restaurantes limeños, de hecho, tres de sus restaurantes están incluidos en la lista Restaurant 2017 que recoge los mejores establecimientos del mundo: Central, Maido y Astrid & Gastón, por este orden.

Como experiencia más auténtica, en la Avenida Paseo de la República se encuentra el Mercado de Surquillo, en el que hay puestos y restaurantes que ofrecen platos típicos de la capital. Además, se pueden adquirir todo tipo de productos frescos, para aquellos que prefieran elaborar sus propios menús.

Al caer la noche, la capital sigue despierta, contando con múltiples lugares para continuar con la diversión. Discotecas, locales de salsa y coctelerías, como Las Brujas de Cachiche o el Ayahuasca, para bailar, conocer gente, y despedir Lima hasta el amanecer.

En definitiva, una ciudad para redescubrir una y otra vez, con infinitas posibilidades para cualquier tipo de viajero, y la excusa perfecta para no dejar de visitar Perú.

 

Fuente: Promperú

Foto: Cecilia Portella (LCDD)

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